lunes, 14 de septiembre de 2009

La vida entre las paredes de la Casa Borges

Caracas.- Hace más de medio siglo un ingeniero llamado René Borges Villegas diseñó y construyó su hogar en la primera elevación de la fila de Mariche, desde donde se puede apreciar todo el valle caraqueño y la majestuosidad del Ávila desde su nacimiento hasta su muerte.

En un terreno de 24 mil metros cuadrados Athos Albertoni, arquitecto y ex decano de la Universidad de Florencia en Italia, para ese entonces, realizó el diseño de la casa a gusto del señor Borges, con espacios grandes y ventanas a todo lo largo de la casa para así tener una ventilación cruzada y apreciar el lienzo de la ciudad.

Borges fue un hombre muy culto de ideas renacentistas y modernistas, de aquí su ingenio expresado en 6200 metros cuadrados de construcción, combinando la madera, la piedra y el friso, para obtener una obra de arte edificada entre 1956 y 1959.

La casa es una expresión de autosuficiencia, pues posee una planta eléctrica capaz de abastecer de luz a toda la vivienda indefinidamente, pues para la época se encontraba muy lejos de la ciudad y de centrales eléctricas; debajo de la casa existe un tanque de agua con 100 metros de profundidad para abastecimiento igual que la planta.

A causa de ser tan majestuosa y albergar a tantas personalidades en los eventos sociales, la casa tenía su propio sistema de seguridad, el cual cuenta con altos muros de piedra, que para la época marcaban el terreno e impedía la entrada o la visión de cualquier extraño, garitas con personal vigilante, cámaras en los jardines y estacionamiento que se reproducían en un pequeño televisor ubicado en la cocina, intercomunicadores y un paredón de acero que se alzaba sólo en caso de extremo peligro, de igual forma realizó un pequeño cuarto para utilizarlo en caso de desastres naturales o guerras.



Por estar la casa tan alejada de la ciudad debía tener todo lo necesario para albergar a sus inquilinos sin incomodidades, por esto la casa también fue diseñada con cocinas y hornos que funcionaban con electricidad, a gas y con leña; para la basura, tenían su propio incinerador; contaban con una central telefónica y con dos ascensores, uno servia para llevar la comida y el segundo para los inquilinos y visitantes.

Para la distracción de la familia se construyó “El Observatorio”, ubicado en los jardines de la casa posee dos pisos, en el primero se encuentra el baño y un cuarto, en el segundo ofrece 360º de ventanales, brisa y una hermosa vista.

Todas las piezas que utilizó el señor Borges para la construcción de la casa fueron traídas del exterior, las más artesanales son las lámparas hechas a mano originales de Italia y otros elementos como las manillas de algunas puertas.

En la casa residían sólo tres personas, el señor Borges, su esposa, Nelly Zingg de Borges y su hijo Rodrigo Borges Zingg; para el matrimonio se construyó una gran habitación principal, con una sala de estar, una pequeña cocina y terrazas; para la señora: un gran clóset, una sala de baño en la cual se encontraba la bañera, el lavamanos y la ducha y otra sala donde se encontraba el retrete y un lavabo; para el señor: un clóset más pequeño, oficina y una barbería. Al otro extremo de la casa se encontraba la habitación de Rodrigo con un baño y tres terrazas. La casa tenía otros cuartos para los invitados y cada cuarto tenía su baño y una terraza.

También habitaban la residencia doce personas de servicio, las cuales dormían en habitaciones más pequeñas, pero igual cada una tenía un baño y se encuentran ubicadas dos pisos más debajo de las habitaciones principales.



Esta majestuosa mansión al pasar los años dejó de tener la gran afluencia de personas que una vez tubo y la gran vida social que poseía, para albergar 40 años después de su construcción a la solitaria viuda de Borges, quién vivía sólo con tres personas de servicio, sin embargo, la señora Nelly abría las puertas de los jardines de la casa en fechas importantes como navidad y el día del niño, para dejar entrar a todos los niños de las comunidades aledañas y ofrecerles regalos.

La pasada alcaldía Metropilitana de Caracas, presidida por Juan Barreto, descubrió la casa y vio en ella un potencial espacio para personas terminales con enfermedades de transmisión sexual y la compró por un valor de cinco millardos de bolívares de los de antes, sin embargo, no llevó a cabo los planes.

Hasta principios de 2008 la señora Borges habitó la casa, algunos de sus familiares la trasladaron a un apartamento en la ciudad para que pasara sus últimos días de vida con seres queridos y falleció en los últimos meses del mismo año.

Al iniciar el nuevo período de la alcaldía Metropolitana presidida por Antonio Ledesma, se vio la casa nuevamente como un espacio potencial para el beneficio de la comunidad y comenzaron las obras de restauración, a demás de ser proclamada como patrimonio, la casa abrió sus puertas desde junio de este año para ofrecer un centro para la cultura y la educación, el cual beneficiará a muchas familias de las comunidades aledañas.
Prensa Especial suplemento La Montaña Cultural

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